Intel ha presentado un informe detallado en el que propone simplificar sus arquitecturas de CPU al eliminar el soporte heredado de 16 y 32 bits, convirtiéndolas exclusivamente en procesadores de 64 bits. La compañía considera que esta transición resultará en procesadores mejor optimizados, lo que se traducirá en un rendimiento y eficiencia superiores.
Los cimientos de la línea de procesadores de Intel se remontan al icónico procesador original de 16 bits, el 8086, lanzado en 1978. En lugar de continuar ofreciendo soporte para software y sistemas operativos de décadas pasadas, Intel confía en que las tecnologías de virtualización han alcanzado un nivel suficiente de desarrollo para emular las funcionalidades necesarias de los sistemas heredados. Ha llegado el momento de avanzar.
Las CPU de 64 bits actuales incluyen mecanismos para realizar la transición a la operación de 64 bits. Según Intel, "los diseños de arquitectura Intel 64 comienzan en el mismo estado que el 8086 original y requieren una serie de transiciones de código para ingresar al modo de 64 bits. Una vez en funcionamiento, estos modos no se utilizan en las aplicaciones o sistemas operativos modernos".
En otros términos, existen numerosos componentes obsoletos que han sido inútiles durante mucho tiempo. Sin embargo, la transición a 64 bits implica más que simplemente cambiar toda la arquitectura. Si bien Windows ha dejado de lado los 32 bits, esto se ha implementado completamente en la era de Windows 11. Aún existen numerosos sistemas heredados de 16 y 32 bits que tienen décadas de antigüedad y que requerirán actualizaciones o, al menos, pruebas para determinar si pueden emularse.
Desde la perspectiva de los juegos, las CPU de 64 bits tienen mucho sentido. La búsqueda de un mayor rendimiento y eficiencia ha llevado a eliminar las funciones obsoletas que son poco utilizadas por los usuarios, ya que solo agregan complejidad y ocupan espacio en el chip. Al eliminarlas, Intel podrá disponer de más espacio para funciones modernas, lograr una mayor eficiencia energética, tiempos de arranque más rápidos y, posiblemente, reducir el riesgo de vulnerabilidades de seguridad.
No obstante, no debemos esperar ver las CPU x86S en un futuro cercano. En este momento, el informe es más una introducción dirigida a la industria y a los desarrolladores de software. Además, no podemos pasar por alto a AMD, los desarrolladores de x86-64, quienes deberán colaborar con Intel para garantizar la compatibilidad y no romper el ecosistema.
Aunque su implementación podría demorar, resulta emocionante imaginar el desarrollo de x86S. ¿No sería maravilloso lograr aumentos de rendimiento constantes de dos dígitos sin aumentar la frecuencia y el consumo de energía? Ese es un sueño que muchos comparten. Estaremos atentos a los acontecimientos.